5 de septiembre de 2022
Pastora Noemí Castro
Proverbios 1: 1-4 (RVR60)
Al inicio de conocer a Dios hay una transformación y primero en nuestros pensamientos. Dejamos de ser simples y se despierta una conciencia cuando conocemos más de Dios.
El sentido de ser simples hace referencia de una vida que no tiene transcendencia, se vive el día a día sin pensar en las consecuencias o el daño colateral de las acciones, y esto es demandado por la sociedad, el mundo.
Una persona simple es deducible, ignorante, no es sinónimo de virtud sino una deficiencia. No tiene convicciones, es vulnerable e influenciable a casusa de la falta de convicción.
En Proverbios 14: 15 la persona simple cree en todo lo que le digan, pero el avisado se cuestiona, no se deja influenciar por falsas doctrinas.
Es importante que los padres enseñen a tener un buen criterio. La palabra de Dios da el entendimiento y la enseñanza necesaria, pues en el entorno educativo donde hay tantas ideas y modas cada día, de esta manera se pierde la vida en cosas que no llevan a nada. Y cuando hay claridad de que tenemos un rumbo de vida inalterable, que Dios ha trazado para ser bendecidos y bendecir, un sentido de vida que no tiene perdida sino ganancia, pero esto se consigue con la disposición de escuchar consejo, leer la palabra de Dios y, además, buscando el bien de otro y no solamente el suyo propio.
Prov. 11: 22; Prov. 10: 4-5 En ambos pasajes vemos como en las relaciones de parejas, en la economía tenemos que reflexionar, el simple no se percata a largo plazo.
Prov. 6: 27-28 En el lugar donde estamos nos exponemos con personas que no son de bendición para nosotros serán una influencia, la persona simple se quedará en un “no pasa nada”.
En el ámbito familiar también se llega a la simpleza, creyendo que dar un plato de comida, sustento o materiales es suficiente, pero la verdadera siembra está en el corazón de los hijos, aprovechar el tiempo con ellos, tiempos de calidad, de escuchar, mostrando amor… Al comenzar leyendo la palabra de Dios, comenzamos a ser sabios y entendidos a una verdad que desconocemos, invertir en la familia.
Una persona alguna vez dijo: “El matrimonio es como un jardín” Para tener flores bonitas necesita tiempo, cuidados, quitarle las malezas. La persona simple se queda en que las cosas pasarán sin tener que hacer nada.
El verdadero recurso es invertir en la persona, ya sea pareja, amistad, familia e incluso en uno mismo.
Los que quieren ser sabios y dejar de ser simples deben leer la palabra de Dios. La gente que espera que Dios haga sin pedirle, sin orar, sin leer la palabra que es la hará cambiar su forma de pensar, asistiendo una vez a las reuniones o escuchar solo un mensaje son simples, queriendo que sus vidas sean cambiadas, pero eso es imposible.
Prov. 17: 21, 25 Hoy en día, muchos padres no pueden controlar a sus hijos y se tendría que meditar en qué inversión se hizo, cuál es la raíz de la rebeldía.
Prov. 9: 6 La palabra es clara, el evangelio me hace una persona inteligente, aprovechar exitosamente mi vida, me lleva a meditar.
Prov. 29: 1 La persona simple no quiere corrección, lo sabe todo, pero es bueno pedir consejo, ser corregidos, enseñables.
Leer proverbios cada día y salir de la simpleza de la vida, así uno comienza a ver que su vida es productiva, sentir la voz de Dios, empezar a ser sabios pero no por palabras sino por cómo uno vive, sirviendo a Dios o en la educación.