18 de septiembre de 2022
Pastor Rafael Rodriguez
Tiempo de lectura: 7 min
Hoy quiero hablarte de una persona muy conocida por el acto principal que llevó a cabo: vencer a un gigante con una piedra. Estamos hablando del rey David. Un David que lo encontramos con las flaquezas, con los errores, como cualquier otro de nosotros, pero que también reconoce la necesidad de Dios.
Y esa es la palabra que hoy te quiero dejar: La necesidad que tenemos de Dios en nuestra vida. David sabía reconocer que su palabra de paz, su tranquilidad, era a través de Dios y aún Dios en su inmenso amor hacia él, dice que David era conforme a su corazón, conforme al corazón de Dios. Así vemos que Dios no mira nuestra incapacidad si nos arrepentimos. Él nos da una nueva oportunidad.
Salmo 16:1-11. Aquí David reconoce quién es Dios para su vida.
Qué importante que nosotros podamos entrar en esa situación, reconocer lo que Dios es para nuestra vida. Dios tiene que ser nuestro principio y nuestro final. No tenemos un Dios que solamente viene a traer castigo, sino un Dios de amor, un Padre amoroso. Y así como David tuvo muchos errores y muchas equivocaciones, también reconocía y cambiaba su forma de vivir y Dios le perdonaba y le seguía respaldando.
David reconoce que Dios era suyo, que era un Dios propio, y así tenemos que tomarlo, como nuestro Dios. Porque dice: en ti busco protección. Podemos encontrar tanta inseguridad, tantas cosas que nos rodean. En esta sociedad muchos pagarían y muchos pagan por seguridad, muchos pagan por tener guardaespaldas, seguridad privada, pero aun así viven con temor. Hoy nosotros podemos encontrar una paz, una seguridad y una protección que viene de parte de Dios, que es segura y eficaz. Y David decía esto cuando él vivía en un contexto de guerra.
Muchas veces es difícil reconocer que todo lo que tenemos viene de Dios. Hoy podemos encontrar tantas personas que dicen: Es por mi capacidad, por lo que yo he estudiado, por mi esfuerzo.
Pero si Dios no lo permitiera por más capacidad y por más esfuerzo que podamos tener, nunca podríamos llegar a alcanzarlo. Y David lo reconoce en estos versículos. Si Dios no está en medio de un matrimonio, si Dios no está en medio de nuestra economía, si Dios no está en medio de todo nuestro proyecto, no tenemos nada. ¿Por qué? Porque todo se puede dilatar, todo se puede desvanecer en nuestras manos. En cambio, cuando los proyectos, un matrimonio, una familia, nuestros hijos, nuestra economía está en las manos de Dios, tenemos seguridad. Hoy vemos tanta inseguridad en todas las áreas, en la banca, en los gobiernos, en las calles. Pero hoy te quiero dar una respuesta a esa inseguridad, una respuesta que puede darte más firmeza y tranquilidad y es que estés en las manos del Señor.
David se sentía feliz cuando la gente que le rodeaba podía reconocer que todo lo que Dios hacía era por amor a ellos. Adorar a Dios es reconocer que todo lo que tenemos viene de Dios. Y este es el tiempo donde nosotros tenemos que romper todo nuestro orgullo. Donde tenemos que cambiar nuestra mente y visualizar que Dios es la única oportunidad de victoria y de lograr una excelencia en nuestras vidas.
Muchas veces podemos encontrar tanta envidia, tanta insatisfacción, porque los demás logran algo. Tenemos que alegrarnos cuando alguien que está dentro de nuestro contorno, alguna amistad, logra algo y puede obtener un beneficio. Dios llena todos los vacíos. Todo aquello que necesita ser llenado por una persona, Dios lo puede hacer. Dios nos pone en un lugar para ser
de bendición. Cómo podemos pretender que una tierra nos bendiga si por otro lado estamos maldiciéndola. Amigo/a, tú estás en un lugar porque Dios quiso que estés. Dios te va a hacer fructificar, te va a hacer prosperar, te va a afirmar, por eso tienes que empezar a bendecir, tienes que empezar a hablar bien, porque bendecir es hablar bien de esa tierra donde estás.
Los consejos más importantes y más seguros que podemos encontrar están en la Palabra de Dios. En la Biblia. La Biblia es el manual, aquel prospecto que indica cómo somos desde nuestro comienzo hasta nuestro final, cómo tenemos que vivir, cómo tenemos que enfocar la vida, cómo tenemos que comportarnos. Tenemos todas esas respuestas. Por eso yo te invito a que busques una Biblia, para que comiences a leerla y ahí podrás encontrar todas esas respuestas que estás buscando.
Vamos a seguir teniendo dificultades porque formamos parte de este mundo. Pero también sabemos que a pesar de que tenemos que pasar esas dificultades, Dios está con nosotros. Dios nos está dando las fuerzas. Dios nos está dando la sabiduría para poder superar ese problema, esa dificultad. En cambio, si no tenemos a Dios, ese problema nos puede ahogar, nos puede hundir.
David tenía firmeza, una firmeza que hoy podemos sentir nosotros: que si estamos con Dios nada nos hará caer. Por eso yo te invito, amigo/a. Posiblemente puedas estar pasando una dificultad. Agárrate de Dios, pues es el único que puede ayudarte a caminar.
Salmos 23:4. Aquí David reafirma que él tuvo que pasar por valles de muerte y de oscuridad. Pero él se sentía seguro porque tenía a Dios de su lado. Él caminaba seguro porque Dios le daba aliento para seguir caminando hacia delante.
La confianza no te hace tener duda. La confianza te hace tener seguridad y la seguridad te trae paz. Jesús pagó por nuestros pecados y tenemos esperanza que después que nosotros partamos de este mundo vamos a su presencia. Nuestro cuerpo natural quedará en esta tierra, pero nuestro espíritu irá a la presencia del Señor y disfrutaremos de su presencia. Qué lindo y qué bueno, porque es nuestro anhelo, es nuestra motivación de caminar hacia ello.
Y David termina en Salmo 16:11 diciendo: A tu lado me siento dichoso.
¡Wow! ¿Cuántos podemos sentirnos dichosos de lo que vivimos? Yo puedo hoy sentirme dichoso de mi vida porque Dios la cambió, porque Dios me dio seguridad, porque transformó mi vida, porque restauró mi familia, mi matrimonio, porque trajo esa verdadera paz a mi vida, a mí, a mi entorno, y nos enseña que a través de la Palabra de Dios, a través de la Biblia, podemos encontrar esa respuesta.
Amigo/a, si nunca has entregado tu vida a Dios para que Dios te ayude a tomar esas decisiones tan importantes que tenemos que tomar muchas veces. Yo te invito a que puedas acercarte a Dios.
Y puedes decirle a Dios: Señor Jesús, hoy entrego mi corazón a ti, hoy te abro mi corazón a ti para que tu vengas y mores en mi vida. Yo, Señor, reconozco que soy un pecador. Reconozco que hasta aquí he hecho todo a mi manera, pero hoy necesito tu ayuda, necesito esa paz verdadera que viene de ti. Hoy reconozco que quiero entregarte mi vida a ti. En el nombre de Jesús, amén.
Si has repetido esta oración conmigo, yo te invito a que puedas acercarte a una iglesia. Una iglesia donde se enseñe la Palabra de Dios. Busca una Biblia para leerla, para instruirte en encontrar esas respuestas que muchas veces no tenemos.
Dios te bendiga y te espero el próximo domingo con una nueva palabra de Dios para ti.